Cómo encontrar la felicidad

Cómo busqué la felicidad durante 35 años

Recuerdo que siempre fui la hija favorita, la nieta preferida.

Cuando crecí, tuve una hermosa familia propia: dos muchachos y un marido cariñoso.

Creía que la felicidad había que merecerla y conseguirla por mí misma. Siempre fui decidida, estudié mucho, trabajé duro, luché por una vida mejor para mí y para mis hijos.

Pero en cierto momento me detuve y de repente comprendí que nunca me sentí realmente feliz. La eterna búsqueda de una felicidad fantasma no correspondía a mis expectativas personales.

A los 35, sentí que mi vida estaba agotada, dejé de ver y esperar un futuro de color de rosa y perdí la motivación para mejorar mi vida.

A pesar de mi constancia y perseverancia siempre fui demasiado sensible, hasta sentimental, fui muy pudorosa y escondí todas mis preocupaciones en mi corazón.

Siempre sentí que todas mis sentimientos pertenecen solo a mi, nunca se me ocurrió ir a un psicólogo u otro especialista con mis problemas personales, ni siquiera los compartía con mis personas cercanas. Así no se hacían las cosas en nuestra familia y en nuestro género.

Depresión

Mi mundo se derrumbó definitivamente hace 6 años, cuando perdí a mi persona más cercana, mi madre. Mi padre pasó por varias operaciones difíciles, quedó completamente agotado física y emocionalmente. Hice todo lo posible por recuperarlo y, para que no se sintiera solo, me ocupé por completo de él. Sentí siempre el dolor de la pérdida de la persona más cercana, mi madre, y también sentí que estaba a punto de perder a mi padre.

Asisti a la iglesia, recé mucho. Luego fui al médico y por primera vez me recetaron antidepresivos.  Todo esto me ayudó a calmarme temporalmente, a controlar mi ansiedad, pero no me sirvió de nada.

Parecía que tenía una vida normal, estaba bien ordenada. Сonforme a todas las normas sociales. Nadie sabía por lo que estaba pasando, pude mantenerlo en secreto, incluso era capaz de ocultar mi depresión. Pero por dentro, sentía una agonía infernal, y no podía encontrar mi lugar.

Sí, podría decir con seguridad que fue entonces cuando me di cuenta de que era profundamente infeliz.

Creí que sufría por culpa de mi familia, mi marido y mis hijos. Cada día sentía que estaba atrapada, que toda mi vida no era mi vida, que no estaba viviendo la vida que quería vivir. Desesperada, no paraba de pelear con mi marido, porque pensaba que él era la razón de mi infelicidad. A veces no nos pondríamos de acuerdo ni siquiera en los problemas domésticos, acabábamos en peleas, discusiones y malentendidos.

No podía compartir mi alegría con mis hijos. Me ponían furiosa y nerviosa todo el tiempo.

Me sentía inútil y quería morir como mi madre antes que continuar una existencia tan vacía y sin sentido.

Cómo encontré una salida

En otoño de 2018, conocí el método GSR (El sistema de Desarrollo más Profundo) que trabaja con energías familiares por casualidad. Me enteré de que cualquiera puede aprender el método y ayudarse por sí mismo. Como persona acostumbrada a ocultar mis sentimientos y problemas personales, me atrajo mucho. Me impresionó la reacción de las personas y los profesionales que practican el método. Por un lado, el método es algo universal: hay un esquema claro de trabajo, pero por otro es personal, ya que trabaja con los estados individuales de la persona. El método tiene en cuenta que cada uno de nosotros es único por naturaleza y percibe, siente y reacciona de forma diferente.

Por supuesto, tenía muchas dudas sobre si me ayudaría, si sería efectivo y si sería capaz de aprender.

Recuerdo mis preparativos para la primera sesión con el especialista. Durante varios días intenté formular mi problema y no fue fácil. Pero no fue tan importante, porque especialista me entendió perfectamente al instante. Durante la sesión reconocía todas situaciones familiares en mí misma o en mi familia. Me di cuenta de que heredo discreción y tolerancia de mis abuelas, que «guardaban» en su interior el dolor y el sufrimiento. Al final de la sesión volví a sentir una increíble ligereza, como si «se me hubiera caído una piedra del alma». No podía creer que ya no pudiera sentir esa piedra que me molestaba desde hacía tantos años… Unos días después tampoco la sentía.

Entonces decidí firmemente que tenía que aprender la técnica por mí mismo y empezar por fin a cambiar mi vida. Compré 1 Módulo GSR y empecé a practicar.

Desde entonces practiqué casi todos los días y trabajé con mis miedos, dudas, inseguridades, malentendidos, resentimientos, sentimientos de injusticia, quejas, envidia, rechazo, angustia, desesperanza y mucho más.

Con cada sesión, con cada paso, las ganas de vivir volvían poco a poco a mí y sentía que realmente era más feliz. Empecé a involucrarme en mi propia vida, y por fin sentí que puedo vivir de verdad.

A los 40, la vida no ha hecho sino empezar

Llevo casi 5 años practicando 1 Módulo GSR y creo el método más seguro y efectivo.

Cada día siento que mi vida empieza de nuevo.

Nunca antes me había sentido tan feliz como madre, como una mujer.

Por fin dejé de torturarme a mí misma y a mi marido, y ahora parece increíble, pero hace ya varios años que no tenemos peleas.

Mis hijos me alegran siempre con sus éxitos y creo que son capaces de más y les apoyo en todos sus esfuerzos. Puedo decir con certeza que mi familia se ha vuelto mi mejor equipo.

Con los años, la actividad de mi vida se ha multiplicado con respecto al periodo anterior, viajo mucho, estudio mucho.

Mis ganancias se han multiplicado varias veces.

Tengo una profesión nueva y única como especialista en GSR.

Hoy, 40 años después, me doy cuenta de que realmente puedo ser más feliz que nunca, y puedo hacer más felices a los demás.

Parece que he conseguido todo lo que una mujer puede soñar tanto por dentro como por fuera, pero sigo mejorando.

¿Por qué?

Porque me encanta descubrir más potenciales, tener más seguridad en mí misma, hacerme más resistente y ser capaz de hacer frente a cualquier dificultad. Y el camino de descubrimiento y cambios personales es increíblemente apasionante y infinito.

La felicidad está en nosotros mismos

«La felicidad está en nuestro interior» y encontré las claves para conseguirla en el Módulo 1 de la GSR.

Hace tiempo que dejé de guardar las penas, resentimientos, dolores y pesares. El «saco de piedras» se descargó con la ayuda del Módulo 1.

En cambio, ha hecho lugar a estados más saludables de satisfacción, amor, aceptación, apertura, y ahora puedo compartir sinceramente todo esto con los demás.

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