Una chica de 17 años me pidió ayuda por su miedo a los hombres: le preocupaba no solo entrar en un ascensor con un hombre desconocido, sino que cualquier comunicación con sus compañeros de cole le provocaba malestar, vergüenza y ganas de huir lo más rápido posible.
Según el método GSR identificamos un síntoma de miedo y lo trabajamos en 4 campos. Es interesante que este miedo estuviera asociado no solo con el peligro de violencia física por parte de un hombre (también hubo una experiencia familiar de esto), sino en mayor medida con la inevitabilidad de la infelicidad, el dolor, la decepción y la soledad en el futuro.
Entonces la psique de la chica se cerró preventivamente a cualquier contacto con un hombre como fuente de posible desgracia futura. En el comportamiento y en el carácter de mi clienta ya se ha formado una compensación en su vida: sumergirse profundamente en sus estudios, encubriendo su incapacidad para tener una relación normal con sus compañeros, es decir; sin necesitar a nadie mientras ella se meta en un libro. En la cuarta sesión de GSR (en el campo estructural), se formó un estatus de ponerse por encima del hombre, de sentirse más inteligente, mejor y devaluando a la pareja como “inadecuada”.
Durante las sesiones, la chica recuperó su estado más abierto hacia los hombres, la aceptación de los demás tal como son, el respeto y el interés sincero por la vida de un hombre. Recuperó la oportunidad de crear un contacto saludable y construir relaciones sanas en el futuro.
La chica notó que después de la primera sesión le resultó notablemente más fácil y tranquilo estar en compañía de la gente, incluidos hombres desconocidos.
Pronto ella y sus familiares fueron a un festival de folclore; donde la gente vive en la naturaleza durante varios días, participando en actividades tradicionales y practicando arte popular. La tía de la niña, también mi clienta, notó que su sobrina participaba en todos los eventos y actividades con gran placer y deseo, lo cual no era típico de ella.
Después de una serie de sesiones GSR, la chica dio este testimonio:
“En primer lugar, se ha vuelto mucho más fácil estar rodeado de chicos. Anteriormente, estaba parada como una soldadita de plomo: un paso a la izquierda, un paso a la derecha fue lo que hice. No volví a hablar, no me presenté activamente y en general había una fuerte rigidez por dentro; como un estupor. Ahora se me hace mucho más fácil, porque me siento segura y entiendo que nada me amenaza a nivel de sensaciones, y no sólo a nivel de cabeza y de mente.
En segundo lugar, por muy gracioso que pueda parecer, comencé a ver que los hombres son personas normales y corrientes con sus propios sueños, defectos, que pueden ser felices, avergonzados, y pueden preocuparse incluso por los desconocidos, estar tristes y tener esperanzas. Atrás quedó una visión absolutamente irreal del mundo, donde a nivel de sensaciones cualquier hombre era una amenaza.
En tercer lugar, comencé a comprender que hay muchos tipos diferentes de chicos y hombres, y sí, no todo el mundo quiere hacerme algo malo. Estoy empezando a verlos simplemente como personas interesantes, amigos, etc.”
Por parte mía cómo especialista; me gustaría señalar que tales síntomas probablemente le brindaron a la chica perspectivas desfavorables en el campo de la creación de relaciones (por ejemplo, su tía nunca se casó, no formó una familia, no dio a luz a niños). Trabajar a través del método GSR le dio a la chica la oportunidad de comunicarse con los hombres de manera tranquila y plena, tanto en contactos amistosos, en el ámbito profesional, como desde el punto de vista de avanzar hacia la formación de su propia pareja.