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Como se puede mejorar las relaciones con los hijos

Aquí tenemos tres historias reales sobre las relaciones entre los padres y sus hijos. Estas historias nos muestran como se puede mejorarlas con la ayuda del método GSR.

Primera valoración de Vlad Yastrebtsov, padre de un hijo de 5 años:

“Para empezar, comento que no entendía en absoluto lo que significa ser padre, cómo se puede construir relaciones con un niño, cómo criarlo…

Me cabreó desde pequeñito, no aguantaba sus gritos por las mañanas, estaba enfadado por casi todo lo que tenía que hacer por él.

Tuve que competir con él por la atención de mi esposa (su madre).

Mi hijo nunca fue problemático, pero requirió mucho: en forma de dinero, de eficiencia, de actividades. Tuve que adaptarme a eso, pero no quería hacerlo.

En algún momento, me di cuenta de que odiaba a mi hijo.

Entonces cuando conocí el método GSR, comencé a tratar activamente mi actitud hacia mi hijo.

Traté con todos mis sentimientos que tenía sobre él:

  • mi hijo me enfurece,
  • estoy cansado del niño,
  • él no me obedece,
  • odio a mi hijo,
  • creo que no es normal,
  • mis sentimientos de rechazo por sus enfermedades y miedos,
  • no me gusta que no habla,
  • mi deseo de un espacio propio para vivir, etc.

Yo como todos los padres amaba a mi hijo, pero estos sentimientos influyeron mucho en nuestra relación con él.

Estos son los cambios con la ayuda del método GSR:

Al principio, dejó de molestarme, dejó de llorar en mis brazos, se me hizo más fácil acostarme y despertarme con él.

Con el tiempo, tuve más fuerzas que empecé a dedicarle a él: comenzamos a pasar más tiempo juntos, veía qué necesitaba preparar, comprar, hacer para él y empecé a jugar con él más a menudo, dando a mi esposa un tiempo para descansar.

Cada vez que enfermaba o le pasaba algo, yo hacía sesiones de GSR para mí, y se le pasaba a mi hijo.

En algún momento, comenzó a aceptarme: en su vida apareció su padre. Mi hijo vino a mí por alguna cuestión; empezó a confiar más en mí, a jugar conmigo.

Ahora a menudo tenemos relación de hombres, cuando hacemos nuestras tonterías juntos. A veces, cuando está triste o mal, viene a mí. Él confía en mí cuando trato de enseñarle algo o ayudarlo.

Los dos podemos salir a pasear o pasar el rato en casa. Soy mucho más tranquilo con sus caprichos. Cada vez más puedo elegir a favor de mi hijo, apoyarlo en sus intereses, darle más tiempo, mi atención, etc.

​De hecho, la «educación» no existe: si él hace travesuras o hace algo mal (en mi opinión), o tiene algún tipo de proceso raro/problema; es porque algo no funciona dentro de nosotros, sus padres, y es verdad que podemos solucionar todo esto.

Y este es realmente el camino, gracias a lo cual ambos podemos criar a un niño ingenioso y sano, y podemos convertirnos en unos padres adecuados y espectaculares”.

Segunda valoración de Natalya Anishchenko, madre de 3 hijos:

“Cuando di a luz a mi segundo hijo, mi vida cambió drásticamente.

De la imagen ordenada, comprobada y muy comprensible de la maternidad con el hijo mayor, tuve que sumergirme en una completa pesadilla, sin entender qué hacer con el hijo menor, cómo lidiar con él y, en general, cómo amarlo.

Había mucho enfado con él, que de alguna manera él no era “ni normal”, me enfadaba conmigo misma y no sabía cómo cambiar al niño.

Entonces en el paradigma de mi pensamiento no había posibilidad de cambiar mi actitud hacia él.

Había pura desesperación y una masa de intentos ineficaces de hacer al menos algo con él.

Mi hijo hizo todo en contra de todas las normas y reglas, solo hacía las cosas a su manera. No era nada peligroso, ni nada crítico, ¡pero me cabreó terriblemente!

Él nunca se integraba en la sociedad, no encajaba en ningún lugar.

Los psicólogos hicieron sonar la alarma de que un niño así inevitablemente iría cuesta abajo. Los maestros intentaron encontrar un motivo objetivo para expulsarlo del colegio, pero no pudieron presentar argumentos en su contra. Mis padres se negaron a tomarlo en su casa sin mí.

En general, mi hijo era un niño muy molesto. Y, por supuesto, lo amaba, pero era un amor francamente torcido: le quería solo en esos momentos en que me convenía.

Honestamente traté de educarlo, de encajarlo en la sociedad.

Y luego apareció en mi vida el sistema GSR. Y comencé a hacer activamente sesiones de GSR para mí, tratando todo lo que me enfurecía de mi hijo.

Mi hijo ha cambiado mucho. De un niño irascible, descontento y siempre rechazando todo; se convirtió en una persona muy tranquila, autosuficiente y razonable.

Siempre sabe lo que quiere, encuentra fácilmente un lenguaje en común con sus maestros y sus compañeros. ¡Tiene mucho interés en los libros, los elige para él, los compra y los lee con entusiasmo! Aprende fácilmente y con éxito. Nuestra relación ha alcanzado un nivel completamente diferente: nos escuchamos, nos ponemos de acuerdo fácilmente y cualquier malentendido se resuelve con una conversación.

Durante mi práctica de GSR, vi claramente que mientras estaba completamente encadenada por las correcciones y la dureza hacía mi hijo, mi hijo estaba haciendo algún tipo de trastada, pero de hecho tenía que sobrevivir de alguna manera bajo la presión de una madre tan fría y estricta.

Y sobre esta frase «honestamente traté de educarlo» entendí que no podía obligarle a todo; lo cual era destructivo para mi hijo.

Y solo me sané a mi misma cuando yo resolví mis numerosos problemas  pude aceptarlo, y establecer relación con él, quererle no solo cuando encaja en mis normas, sino simplemente amarlo infinitamente.

Mi hijo se volvió mucho más abierto conmigo. Y lo principal es que ahora puedo darle mi apoyo; para mí es importante, interesante y valioso que nuestro contacto se vuelva mucho más completo y pleno.

Y si antes pensaba: «¿por qué me dieron tal castigo?», ahora pienso: «¡qué tesoro tengo!».

Tercera valoración de Inna Solodova, madre de 2 hijos:

«Tengo a mi hijo y a mi hija. Con mi marido nos divorciamos. Nuestro hijo fue a otra ciudad con su padre y mi hija se quedó conmigo.

Y sucedió que perdí casi por completo la confianza con ella.

En la adolescencia se encerró, se me oponía en todo lo que podía, y me respondía mal.

Me sentía culpable por dentro, me costaba mirarla. Traté de llamarle la atención, pero no funcionó. Yo también sufría, y no podía entender cómo se puede hacer este tipo de separación entre hermanos.

Con el tiempo mi hijo volvió a vivir con nosotras.

Pero mi hija estaba celosa de su hermano.

Yo también estaba celosa de que ella quería más a su padre, y yo comencé a permitirme a hablar de manera poco halagüeña a su padre; y yo me sentía triste cuando mi hija lo defendía a él.

Yo me comporté de manera inconsistente. Y luego yo comencé a alejarme, pensando que esta era la mejor salida de aquella situación. Empecé a dejar a los hijos por mi nuevo novio en otra ciudad, vivir allí y dejar a mi hija con su hermano para cuidarlo.

Llegó un momento en el que ella me llamó y me dijo entre lágrimas que ya no podía más con esto, que estaba cansada, y mucho más…

En ese momento yo ya estaba en GSR y comencé a tratar todos mis sentimientos por mis hijos: todas mis preocupaciones por mi hija, por sus estudios, por su futuro, por su estado de bloqueo hacia mí, por mi culpa hacia ella, etc.

Y ahora digo que nuestra relación ha cambiado.

Qué significa:

  • Empecé a permitir los abrazos, y  no tengo miedo de abrazarla.
  • Mi hija estaba muy deprimida e hice una sesión de GSR para mí y la otra para ella y luego le busqué un psicólogo, al cual le gustaba ir.
  • Pude ponerme de su lado y hablar con mi nuevo esposo sobre los límites en su habitación y todos llegamos a un consenso.
  • Esta primavera rompió con su pareja, con quien tuvo días terribles y ¡se recuperó de la ruptura en un instante!
  • Ella ganó dinero para comprarse una guitarra; aprendió a tocarla y está feliz estudiando.
  • Ella  conoció a un chico y salió con él. El chico es muy bueno, y ella está muy contenta y viva…
  • Nos reímos mucho, a veces logro que vayamos juntas al cine o vemos una película en casa, o vamos a la casa de campo, y eso también es una victoria.
  • Ella está  segura de sí misma, es un poco perezosa, ni muy ordenada, ni positivamente ejemplar, pero realmente la amo así, y así es mi querida hija.

Lo más importante es que esté a su lado con ella, siento así. Con mi hijo también tengo otra historia muy interesante, pero no está terminada”.

Para resumir: el primer módulo de GSR (el trabajo consigo mismo) es una herramienta para tratar nuestros estados interiores y nuestros sentimientos, que pueda aprender todo el mundo. Con la ayuda del primer módulo se puede tratar cualquier sentimiento y volverse a un estado armonioso, adecuado y estable en cualquier esfera de la vida.

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