Hace unos meses, una mujer me pidió ayuda e iniciamos las sesiones de GSR.
La petición se refería a la relación con el niño: el hijo tiene hiperactividad (TDAH), de ahí problemas en el cole y ataques de agresividad hacia sus compañeros. La maestra le dijo a la madre: “Prepárate, esos niños no cambian, siempre tendrás que vivir con ello”. El grupo extra escolar simplemente expulsó al niño y devolvieron el pago a su madre… El niño requería atención y enfoque individual. El chico fue expulsado de las actividades extraescolares porque tenía conflictos con los demás.
La mujer estaba extremadamente deprimida y no podía hablar de ello sin llorar. La situación se vio agravada por el hecho de que la madre está sola y criando a sus 2 hijos, y que su ex marido vive en otra ciudad. La relación entre el hijo y su papá terminó en conflicto; ni siquiera se comunicaban por teléfono.
La mujer habló de su dolor y llevamos este dolor maternal a nuestro trabajo (realizar sesiones de GSR en cuatro campos).
A medida que avanzaba el trabajo, después de las primeras sesiones, la clienta compartió: su hijo se interesó en una nueva actividad y comenzó a asistir a un club de teatro. La actitud de la mujer hacia sus hijos ha cambiado. Por las tardes, después del trabajo, ya no los deja con su madre (abuela) para salir con sus amigas; ella misma quería pasar más tiempo con su hijo y su hija. El niño dijo: «Mamá, últimamente has empezado a hablar y bromear más con nosotros. ¡Me gusta mucho!».
l mismo notó cambios en la madre, y la madre, a su vez, notó que el niño se había tranquilizado y dejaba de zarandear las manos durante las conversaciones. La madre escribió: “Tanto yo como la profesora del grupo de teatro notamos que la actividad motora incontrolada ha disminuido considerablemente”. Y además, la forma de andar del niño ha mejorado. Antes arrastraba las piernas y no podía correr bien, pero ahora tiene zancadas largas y puede correr de manera normal. Esto también lo notó el profesor de educación física: ¡el niño recibió una calificación de «excelente», habiendo recorrido la distancia indicada siendo el primero de la clase! ¡La postura del niño ha cambiado y se ha enderezado!
La mujer notó otros cambios, esta vez en relación con sí misma: “De las sesiones contigo surgió un aspecto interesante. Tengo una foto de cuando tenía 25 años. Siempre me gustó, pero siempre veía a una niña en ella. Hoy miré esta foto y mi mirada en la foto me llamó la atención. Nunca antes había visto lo que vi ahora (12 años después), vi a una mujer tan hermosa, que tenía una mirada tan profunda, fuerte y conmovedora. Y realmente quería hacerme amiga de esta mujer. Me gusta mucho. Las palabras no pueden describir todos mis sentimientos cuando me miro a mí misma. Es algo muy novedoso para mi”.
Es el testimonio de la clienta cuatro meses después: “Mi hijo definitivamente está mejor, todo está tranquilo en el cole. El rendimiento académico ha mejorado. Todavía no ha encontrado un lenguaje común con los compañeros de clase, pero no hay conflictos. ¡Va a clases de teatro y le encanta! Y una cosa más: empezó a comunicarse con su padre. Le pedí a mi hijo que llamara a su papá y él simplemente llamó. ¡Todo surgió tan fácil! Aunque antes se negaba rotundamente a llamar a su padre..
Definitivamente, la conexión entre nosotros se ha vuelto más buena y fuerte”.
Ahora la mujer ve que no tiene que “aguantar nada”, como le dijo la maestra de su hijo.
Con el método GSR todo se puede cambiar y mejorar. Y en los casos con problemas de los niños, es importante que nosotros, los padres, cambiemos. Porque las raíces de los problemas de nuestros hijos están en nosotros mismos, en nuestra psique.
